top of page

Escenas en la Consulta Pediátrica que Ponen a los Padres en Modo Alerta (y por qué no hay que montar un drama).

  • Foto del escritor: JOSE ANGEL BILBAO SUSTACHA
    JOSE ANGEL BILBAO SUSTACHA
  • 11 ago
  • 5 Min. de lectura

Lo que pasa entre el “hola” y el “adiós” de la consulta.


En la consulta pediátrica no solo medimos, auscultamos y vacunamos. También gestionamos emociones, tanto del niño… como de los padres. Y es que hay frases y momentos que, para vosotros, son dignos de un guion de suspense, pero para nosotros son simplemente parte de la rutina médica.

Hoy repasamos 14 de las escenas más comunes que ponen a los padres en “modo preocupación”, y cómo podemos, entre todos, bajar e

ree

1. “¿Me lo puede explorar en brazos?”

El clásico abrazo salvavidas. El niño está soldado a su padre o madre, y la idea de soltarlo parece más arriesgada que caminar por un cable a 10 metros de altura.

Cuando sí se puede: auscultar, mirar garganta, explorar abdomen.

Cuando no: procedimientos que requieren máxima precisión o acceso completo (suturas, sondajes, otoscopia profunda).

💡 Lo intentamos si es seguro, y si no, lo explicamos: “Lo probamos así, pero si no veo bien, tendremos que buscar otra postura”.

2. “¿Le puede mirar la garganta sin palo?”

El depresor lingual (“palo”) tiene mala prensa: provoca arcadas y mal recuerdo en muchos niños. Si abren bien la boca y apartan la lengua solos, genial. Si no… el palo entra en escena, rápido y con delicadeza.

💡 Siempre explicamos que no es tortura medieval, sino garantía de no dejarnos una amigdalitis camuflada.

3. El llanto durante la exploración: no es el fin del mundo (ni del vínculo)

La escena es universal: entras en la consulta, el niño te mira y ya se activa un cartel invisible que dice “No pienso colaborar”.En segundos, empieza la banda sonora: el llanto.Para muchos padres, ese llanto es una alarma de incendio que dispara culpa, angustia y la idea de que “ya no querrá venir nunca más al médico”.

Pero la verdad es que el llanto en consulta es normal. No siempre significa dolor; muchas veces es pura protesta:

  • Lugar desconocido.

  • Una persona extraña demasiado cerca.

  • “Yo estaba tan tranquilo y ahora me quieren tocar”.

💡 Punto clave: el supuesto “trauma” suele quedarse más en el adulto que en el niño. La mayoría, antes de llegar a casa, ya están jugando como si nada.

Lo que hacemos:

  • Exploramos con agilidad.

  • Hablamos al niño y le incluimos.

  • Usamos humor o canciones para distraer.

  • Validamos su emoción: “Sé que no te gusta, será rápido”.

Lo que ayuda que hagáis vosotros:

  • No decir “no llores” (sí pasa: está incómodo).

  • Transmitir calma con la voz y el contacto.

  • Evitar caras de horror: los niños leen las expresiones como expertos.


ree

4. Sujetar al niño para que esté quieto: cinturón de seguridad humano

La palabra “sujeción” asusta a algunos padres, pero no es un acto de fuerza bruta. Es seguridad. Ejemplo: mirar un oído. Si el niño mueve la cabeza, la punta del otoscopio puede lastimarle.O en una vacuna: si mueve el brazo, la aguja puede pinchar donde no debe.

💡 Sujetar no es forzar:

  • Sujetar = limitar movimientos peligrosos, con explicación y rapidez.

  • Forzar = imponer sin cuidado (y eso no es lo que hacemos).

Nuestro método:

  • Explicamos antes por qué se sujeta.

  • Lo hacemos el mínimo tiempo necesario.

  • Involucramos a los padres: un abrazo firme del adulto es, a veces, la mejor sujeción.

Por qué importa: un procedimiento rápido y seguro evita repeticiones, lesiones y más estrés. Cuanto antes se hace, antes vuelve la calma.

5. “¿Es grave que esté en percentil bajo/alto?”

Percentiles: para nosotros, una herramienta; para algunos padres, un detector de catástrofes.Percentil 10: “desnutrición segura”.Percentil 90: “obesidad confirmada”.

💡 Lo que importa es la trayectoria, no el número suelto. Un niño sano puede estar perfectamente en ambos extremos.

6. “¿Por qué hay que hacerle una analítica?”

Palabra mágica para activar la ansiedad.Muchos padres piensan que pedir una analítica es sinónimo de sospecha grave.

💡 La realidad: muchas veces buscamos confirmar que todo está bien o prevenir problemas, no encontrar un diagnóstico terrible.

7. “Tiene un soplo”

Decir “soplo” y ver cómo se tensan hombros es casi simultáneo.En la infancia, la mayoría son funcionales e inocentes.

💡 Lo explicamos de inmediato, aclarando cuándo es un hallazgo normal y cuándo requiere seguimiento.

8. El pediatra se detiene mucho en una zona

Mirar varias veces un oído o palpar de nuevo un abdomen no siempre significa “hemos encontrado algo raro”.Puede ser simple meticulosidad… o porque somos algo maniáticos y nos gusta confirmar.

9. “Tiene un bulto en el cuello” (ganglios)

En la mente de muchos padres: bulto = cáncer.En pediatría: ganglios pequeños y móviles son la huella de una batalla ganada por el sistema inmune.

10. Uso de palabras técnicas

“Estridor”, “lesión”, “hiperreactividad”… términos que para nosotros son normales pero que, sin traducción, suenan a urgencia hospitalaria.

💡 Siempre que podemos, traducimos al instante: “lesión” puede ser simplemente un rasguño.

11. Explorar zonas íntimas

Si no se avisa antes, puede resultar incómodo para padres e hijos.En pediatría, es necesario para revisar hernias, lesiones cutáneas o desarrollo.

💡 Explicar, pedir permiso, hacerlo rápido y con respeto.

12. Que el niño no hable o no colabore

Modo estatua activado.Algunos padres piensan en diagnósticos serios, pero lo más probable es que sea timidez, cansancio o miedo al entorno nuevo.

13. Cuando los padres son muy inflexibles

Manual mental de instrucciones que trae el padre o madre:“No mire oídos. No use palo. No pese. No vacune hoy.”

💡 Escuchamos el porqué, explicamos la necesidad médica y, si se puede, adaptamos. Pero la salud del niño no se negocia.

14. Solicitudes varias “tipo supermercado”

La escena: el niño está sano, sin síntomas, jugando en la consulta, y el padre o madre dice con toda la tranquilidad del mundo:

  • “Vengo a que le pida una analítica para saber si está bien.”

  • “Quiero que le haga una resonancia, por si acaso.”

  • “¿Podría pedirle todas las pruebas que existen? Así nos quedamos tranquilos.”

Entendemos la intención: querer prevenir y tener la certeza absoluta de que todo está perfecto.El problema es que la medicina no funciona como un catálogo en el que marcas lo que te apetece y te lo llevas a casa.

💡 Lo que explicamos:

  • Las pruebas no son inofensivas: cada una tiene sus indicaciones y riesgos.

  • Analizar “por si acaso” sin motivo puede generar falsos positivos, preocupaciones innecesarias y más pruebas invasivas.

  • La mejor forma de saber si un niño está bien es una buena historia clínica, exploración física y, si es necesario, pruebas concretas… no un lote de análisis “todo incluido”.

Traducción coloquial: no es que no queramos hacer pruebas, es que las usamos cuando sirven para ayudar, no para añadir ansiedad con resultados que no significan nada malo… pero que suenan fatal.

📌 Y ahora, queridos padres, la confesión final…

Mientras exploramos al peque, también os estamos observando a vosotros.Sí, queridos padres, os evaluamos:

  • Cómo reaccionáis si llora.

  • Cómo lo calmáis.

  • Si transmitís seguridad o si os ponéis más nerviosos que él.

  • Si confiáis en lo que os explicamos… o si ya estáis buscando el plan B en Google.

No para juzgaros, sino porque todo eso nos ayuda a entender mejor el entorno del niño y darle el mejor cuidado posible.

En resumen: la consulta no es solo una revisión médica, es un mini episodio de reality show donde todos tenemos papel protagonista. Nuestro objetivo: que el capítulo acabe con un niño sano, unos padres tranquilos… y si es posible, con una sonrisa colectiva.

Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
  • Instagram
  • Facebook
  • X
  • Pinterest

© 2024 por Blog de Crianza de Hijos. Creado con Wix.com

Avda. Pau Casals, 15. 3Ducktors PEdiatric Center. 43840 Salou. Tarragona

Telf.: 977076303. Cita Previa

bottom of page